martes, 4 de diciembre de 2007

El artesano

A vueltas con los aniversarios, el otro día tuve la suerte de estar en Valencia en la celebración de la onomástica de la edición local. Allí, entre canapés, frivolidades y varios amigos, charlé un rato con Emili Gisbert. Cuando volvía hacia Alicante en coche pensaba en una lección que me dio este viejo zorro del periodismo de la que, seguramente, ni él se acuerda. Yo estaba recién llegado/llagado a Alicante e iba sobrado de ínfulas. En un momento, no recuerdo en qué contexto, con toda la imprudencia que da la inexperiencia me proclamé como "artista de la palabra", tras plantear un titular que me parecía muy ingenioso. Emili, socarrón y ajado, me espetó que lo más a lo que podíamos aspirar es a ser "artesanos de la palabra". Y tenía razón. Todavía no he escuchado una definición de esta profesión que me satisfaga más.
Gisbert me contó el otro día que está retirado y que se dedica a escuchar ópera y leer libros, dos actividades que le parecen tan creativas como componer y escribir. Además, asegura que ha vuelto a disfrutar al leer periódicos. Ni por asomo se me ocurrió preguntarle lo que opinaba sobre mis labores, para no llevarme un susto. Bajo su tutela no estuve ni siquiera un mes, pero me enseñó más que otros superiores durante años.
Emili es uno de esos viejos rockeros de la profesión de los que quedan pocos. De los curtidos en tiempos ajenos a la mercadotecnia. De los de noches sin sueño y alma sin descanso. A mí, que me han acusado alguna vez de "periodista de salón", lo que me admiran de verdad son estos maestros de tiempos pasados que yo sólo vislumbré. Lamento que las nuevas generaciones no tengan docencia de tanta calidad. La profesión, a buen seguro, se resentirá.
Otro periodista de parecido perfil del que disfruté fue el vascón Luis Muñoz, cuando todavía pululaba por Granada, en el Ideal. Sus exhortaciones a "estrujar las meninges" y a no enseñar "la patita peluda" de los prejuicios que todos llevamos dentro, aún caminan conmigo. A veces, incluso, redactan conmigo.

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