lunes, 5 de mayo de 2008

Que me despidan

Por la presente proclamo que, en el caso de la Generalitat Valenciana imponga un contrato para inmigrantes, quiero ser sometido a la misma consideración. A fin de cuentas, soy emigrante local y me cisco en todas las nacionalidades. Si en dicho contrato, además, hubiera que dejar constancia de mi implicación en fiestas populares, tradiciones casposas y divertimentos colectivos, anuncio que rechazo tajantemente vestirme de moro, ni tocar la charamita, ni pasear a un santo, ni -¡por Dios!- animar a la pandilla del Hércules.

Tampoco hablaré valenciano, sin negar en ningún instante la belleza del hablar catalán. Así que pueden ir despidiéndome. Si tienen la bondad, déjenme en Almansa, que ya encontraré mi camino.

Además, parece haber llegado el Día del Juicio Final ya que el conseller Blasco ha conseguido que rechacen su medida tanto la masonería como la Conferencia Episcopal. ¡Qué no conseguirá este buen señor!

4 comentarios:

El Gato dijo...

Mal va el mundo cuando se tiene que certificar sobre un papel realidades virtuales y arbitrarias diferentes a la única verdad: que todos somos seres humanos, que compartimos los mismos genes, argumenyos, razones, pasiones y sentimientos. Blasco debería leer a más Shakespeare y su Shylock: "Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? ¿Si nos pincháis, acaso no sangramos ? ¿Si nos cosquilleáis, acaso no reímos?
¿Si nos envenenáis, acaso no morimos? Y si nos ultrajáis ¿no nos vengaremos?"
Blasco debe dejar de ultrajarnos o nos vengaremos!!!!

Juanjo Marcos dijo...

Con Shakesperare hemos topado. Nada más que decir (salvo que El mercader de Venecia destila cierto tufillo antisemita)

El Gato dijo...

Ah amigo, es imposible arrancar una obra de arte de su tiempo... sin embargo, pese al tufillo, no sé porque cuando recuerdo "El Mercader de Venecia" siempre me viene a la cabeza ese monólogo que habla, a mi modo de ver, habla del respeto por encima de las razas y colores: Sólo hay una raza, la raza humana (un fan de Star Treck como tú debería saberlo)

Anónimo dijo...

No, hay personas que no merecen existir. No se nos puede tratar a todos por igual porque unos somos ingenuos y otros, cabrones