Este post debería haber sido escrito hace ya unos cuantos meses. Pero es que acabo de terminar de leer la biografía de Eduardo Zaplana Hernández Soro, titulada El Brazo incorrupto del PP. Su autor, el periodista Alfredo Grimaldos. Después de pernoctar un tiempo en la estantería me ha llamado este fin de semana y reconozco que lo he devorado. No me ha descubierto grandes asuntos que no supiera, pero sí que es esclarecedor.
Se trata de una exposición para el público nacional de asuntos que los medios locales de la Comunidad Valenciana han tratado hasta la saciedad. Desde diferentes trincheras, pero hasta la saciedad. La verdad es que el libro deja una sensación de angustia. La acumulación de sospechas y certezas es de tal calibre que genera desazón e incomodidad. Creo que acierta el autor al explicar al personaje. No se trata de un político de ideología extrema, como apuntan muchas personas de Madrid, sino de un liberal de lo ajeno, un proteccionista de lo propio y un pragmático sagaz. Sin ideología marcada.
Durante muchos años eso que se ha dado en llamar zaplanismo copó la actualidad mediática, política y social de la Comunidad Valenciana. Quienes no lo vieran entonces no serán conscientes de la constante loa al líder que se generó. Esas loas generaron muchos vicios que aún hoy se están pagando. No es que los que vinieran luego fueran mejores, pero su control sobre la sociedad no es asfixiante.
Las cintas, los proyectos sobre ruido en Benidorm, la tránsfuga, Terra Mítica, sus posteriores juicios, la toma y la pérdida de la CAM, las pugnas en cada lista, la obsesión con los medios, el despilfarro constante, la creación de un ejército de allegados, el pisito... Todo está en el libro, a pesar de algunas incoherencias y licencias que se toma el autor (al que le recomendaría para una segunda edición que mirase el caso de la Fundación Aragonés, pero es sólo una sugerencia).
A veces la acumulación indica un rastro. Todo se escribió antes del salto a Telefónica
del ex Molt Honorable. El rastro parece que sigue y yo recomiendo la lectura del libro de forma efusiva para los que vivimos en la Comunidad Valenciana
1 comentario:
Eso, y cuando se equivoca diciendo que su esposa es Ángela (su nueva gran enemiga, la malvada cuñada) en vez de Rosa... o como cuando dice (en varias ocasiones) que Zaplana fue ministro de Transportes ¿? Era Trabajo, pero bueno, cualquiera puede cometer un lapsus. El problema no es del autor, sino del corrector o del editor... Sea como fuere, yo también lo devoré, y como otros tantos, he sufrido los rigores del zaplanismo en el relatado caso de La Prensa de la Provincia de Alicante, con el .......... de Enrique de Diego... Cualquier tiempo pasado no necesariamente fue mejor
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