lunes, 3 de diciembre de 2007

Todos menos yo

El periódico El Mundo celebró el pasado viernes su fiesta de décimo aniversario en Alicante. Los salones del Castillo de Santa Bárbara vieron ese raro milagro de ver a todos los redactores de un diario contentos y felices. Todos menos dos, claro, servidor y el bueno de Sergio Sampedro, que nos quedamos como última línea de defensa del ejemplar del día. No fue por falta de ganas, aunque creo que nos resarcimos en la posterior fiesta.
Me hubiera encantado ver 'colibrieando' a Gema Peñalosa entre jueces, comisarios, cuerpos, agentes y algún que otro rufián; demostrando a todos lo que engañan las primeras apariencias y la magnífica redactora en la que ha mutado en los últimos dos años. Por allá, a buen seguro que pasearía su elegancia decimonónica Joaquín Núñez, ese hombre apreciado por tirios y troyanos por su buen hacer en la siempre difícil cancha del Ayuntamiento de Alicante. En algún rincón, con un cuaderno en la mano, me imaginó a Rafa Burgos, quien a veces todavía se asusta de sí mismo cuando descubre que le gusta ser periodista, aparte de un orfebre de las letras. Es un lujo para el diario tener entre sus huestes a alguien que se atreve con brillantes metáforas cuando trata los más dispares y arcanos asuntos.
Incluso creo que sonreía Ana Sánchez, que ese día supo domeñar su genio intratable, aunque no su permanente y quijotesca búsqueda de esas cosas tan extrañas llamadas verdad y honradez. Algunos alcaldes y ediles que por allí pululaban seguro padecieron algún reproche. A su lado pasaría Héctor Fernández, con ese aire de sobriedad castrense con el que actúa igual en una velada festiva o en las innumerables veces que sus denuncias a políticos le llevan al juzgado, donde siempre le han dado la razón y nunca se ha amilanado.
Otra persona a la que da gusto observar en estos eventos públicos es a Pablo Verdú, a quien siempre me ha gustado llamar el Bonaparte de las relaciones públicas. Elegante, atento e ingenioso, siempre tiene la palabra certera y la puya irónica. Todo esto, amén de ser el mejor periodista deportivo de Alicante y el extranjero, siempre que su pasión blaugrana no se cruza por el camino. De esta fuente bebe el impetuoso Francisco Escribano, llamado por todos como Paco el Negro, un tipo largo (no físicamente) donde los haya, al que tendrán que seguir de cerca por todo lo que promete.
También teníamos un galáctico, y no lo digo sólo por los zapatos y la corbata plateada. El delegado de Alicante, Miquel González, vivió su particular bautismo de fuego. Lo superó con creces y sólo apunta buenas maneras. Y si me quieren llamar pelota, ahí tienen los comentarios del blog. Especialmente grata fue la visita de Paco Pascual (para entendernos, Paco el Blanco), que ha trascendido la prensa local para erigirse en prócer nacional. Y a pesar de todo, aún sigue criticando mi atuendo cada vez que le veo.
También fue un gustazo que nos visitarán Amparo García (que hizo las veces de presentadora) y Cristóbal Toledo. A los dos los consideraré siempre de la casa. Ahora más que nunca. A pesar de todo, no dejaré nunca de lamentar su marcha y de reprocharles que no se acuerden de las comarcas del sur más a menudo. De Toledo sólo puedo decir que es la persona con la que más a gusto he trabajado y la que entendía con más naturalidad este extraño oficio nuestro. Ahí queda eso.
Una de las cosas que más me gustó de la velada es que las últimas 'incorporaciones' a esta casa se empezaran a soltar el pelo. A Raúl Navarro se le soltó en forma de cresta, y por unos instantes abandonó ese rictus profesional y comedido. Y nuestra colivenca por excelencia, la buena de Salu, nos dio a todos una lección de aguante. Supongo que es por el entrenamiento de soportarnos a todos en el día a día. Por último, no puedo dejar se señalar que las nuevas generaciones, Sampedro y Tere López, demostraron un acoplamiento al equipo digno de halago. El mismo que el fotógrafo Cristóbal Lucas, una de las personas más queridas de la redacción. Lo mismo que Roberto Pérez, a quienes sus responsabilidades paternales no le permiten trasnochar.
Paso tantas horas con todas las personas aquí enumeradas que el tópico de la pequeña familia es, cuanto menos, obligado. Les veo más que a mi familia y a mi novia. Eso no es bueno, por supuesto. Este oficio en precario permite pocos momentos para poder decir todas estas cosas.
De todos modos, sí que considero como algo encomiable que sean todas ellas personas a las que respeto y aprecio. Con las que discuto hasta el infinito, así es mi carácter, pero para los que guardo un pensamiento siempre de cariño. Peñalosa seguirá sacándome de quicio (y viceversa), mientras Sánchez y Fernández me mirarán de vez en cuanto con reproche. Burgos seguirá corrigiéndome la ortografía y Núñez censurará algún que otro titular. Y lo harán mientras ellos quieran, que se han ganado el derecho a ello. Igual que Paco el Blanco a mofarse de mis combinaciones de colores. Dentro de esta profesión, que tiene tantas y tantas carencias, hoy me siento realmente orgulloso de mis compañeros.
No puedo dejar de acabar esta interminable crónica -si es que alguien ha llegado hasta aquí- sin mencionar a las personas que ya se fueron, pero que merecen una parte de este décimo aniversario que, afortunadamente ya acabó. Mi recuerdo en la jornada fue, sobre todo, para Olga de Nova, Joaquín Rocamora, Angels Juan, Lucas Verdú, Mariajo Núñez y Luismi Sánchez. Cada cual elija los suyos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Que gusto que hayas formatedo tu PC!

Juanjo Marcos dijo...

Todavía no. Sigo empleando el ordenador de Rocío.

Anónimo dijo...

Lo difícil de encontrar en esta profesión no son próceres ni artistas de la palabra ni vocaciones bien empleadas. Lo difícil es encontrar buenos compañeros. Veo que tú lo eres de sobre. Además de ser tu novia, la verdad, no me importaría disfrutar de ese compañerismo del que haces gala en esta tu otra familia.

Juanjo Marcos dijo...

Te podría cambiar camicace por Kamikaze?

Peter Parker dijo...

Desde luego es un compañero inmejorable aunque animado por su vínculo con la patronal reclamara la propiedad de su pared.

Juanjo Marcos dijo...

Mi pared es mía! Y quien quiera profanarla tendrá que vencerme en reñido duelo!

e-ministro dijo...

No sólo es un placer volver a leerte sino ver el cariño con el que describes a tus compañeros. Un abrazo desde el incomprendido ciberespacio.

Juanjo Marcos dijo...

El mundo del ciberespacio siempre será bien recibido.
Gloria a aquellos que indagan en las profundidades de los desonocido!