domingo, 2 de septiembre de 2007

Ahogados en el desierto

Dentro de la larga lista de debates estridentes, estresantes y estériles que asolan la provincia de Alicante, el del agua es el peor. No hay político que vea un micrófono delante y evite dar su particular visión. El mensaje que llega al micrófono es más simple que el de Tata Golosa: la culpa es de los otros. Y tanto el PP como el PSOE se pasan por el forro a las instituciones y el sistema de licitaciones. Los proyectos aprobados se torpedean hasta que caen, ya sean desaladoras o trasvases. Parece que por insistencia, y machacando al personal, los 'populares' han logrado llevarse el gato de los votos al agua, pero todos tienen mucho que callar. Como los regantes cuyos negocios están más en la promoción de polígonos industriales y en pelotazos urbanísticos que en los nabos y zanahorias, como antaño. Mientras, el PSPV no logra articular un discurso mínimamente coherente, y los alcaldes que le quedan hacen de su capa un sayo. Por no hablar de los talibanes, tipo Eladio Aniorte (Asaja) o José María Marugán (Acuajúcar), que se desprestigian a sí mismos y a las entidades que rigen cada vez que hablan. Al menos este verano ha llovido un poco más. Esperemos que dure, pues la solución de la endémica carencia de agua de la provincia tendrá que llegar del cielo. Nuestros políticos, ni están ni se les espera. Como mucho, podrían vestirse con plumas y realizar alguna danza india. Sería más útil que el cansino debate del día a día. Y mucho más entretenido.

No hay comentarios: