En medio de la mediocre campaña que se vive en Alicante, ha sido todo un balón de oxígeno la charla de Toni Puig hoy en Elche. Puig se sabe un gurú, actúa y viste como tal. Es histriónico, brillante, provocador y destila modernidad en muchos de sus planteamientos. Casi sale a hombros del Centro de Congresos ilicitano. La charla era sobre su especialidad: eso tan arcano de hacer las ciudades atractivas desde un punto de vista de la comunicación y de la imagen. Su labor se ha desarrollado, como no podía ser de otra manera, en Barcelona.
La explicación de la evolución de la ciudad a través de sus logotipos desde 1982 a hoy ha sido muy instructiva -también punzante-. Más aún lo han sido las recetas de funcionamiento que daba a los asistentes, entre los que había muchos representantes de municipios de la provincia. Entre otros, Rosana Cremades, de Alicante, la que llevaba más asignaturas pendientes para septiembre.
Un resumen romo podría ser el que sigue: Ante todo el gestor debe tener claro qué pretende de la ciudad, cuál es el plan. ¡Ojo! Pero no sólo con la opinión del equipo de Gobierno, sino del resto de la corporación municipal, las asociaciones y colectivos y la ciudadanía en general. Una terapia de mucho debate para la vida municipal.
Después, el plan debe mantenerse en el tiempo y debe haber una confluencia de intereses general. Esto es, todos remando en una dirección común, por un bien mayor. Los primeros, los empleados municipales, que deben ser motivados y alentados a cooperar en el proyecto.
Hay una frase que me encantó. El regidor que quiera emprender unas políticas innovadoras en este sentido, no debe preocuparse sólo por infraestructuras y turismo, debe "tener un punto de locura", para convencer a los que le rodean de la importancia de lo que hacen. "Debe saber -también- endeudarse con tino", para cumplir con esos proyectos.
Así, si se forja una idea tras mucho debate (en el caso de Barcelona era la de "convivencia e innovación"), se invierte, se mantiene en el tiempo, la defiende una mayoría, y se apuesta por la innovación... deben llegar con el paso de los años el turismo y las inversiones. Pero siempre en este orden. No al revés. Ni la casa se empieza por el tejado ni la proyección de una ciudad, por el pelotazo urbanístico.
Por momentos, pensé que el señor Puig mandaba constantes mensajes al alcalde de la ciudad de Alicante. El ejemplo de la anfitriona, Elche, también escocía.
En un momento electoral, en el que hay una formación (PP) que vende la previsibilidad como una de sus grandes bazas electorales, se agradece que un gurú pida un punto de locura al gobernante. Más o menos es como el axioma del buen jefe que tanto gusta a mi padre: "yo nunca trabajé para hacer un muro, buscaba ayuda para elevar una Catedral". ¡A quién no le gusta participar en un monumento gótico que perdurará siglos con inconmensurable belleza!
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