jueves, 10 de enero de 2008

Playasos

Cada vez que creo que esta humilde provincia no me va a sorprender, llega una enésima vuelta de tuerca. El gilidebate que ha captado la atención política y mediática de Alicante las últimas semanas ha sido el de los planes estratégicos. En una tierra que camina a la deriva desde hace años, con un crispante ausencia de liderazgo, de repente tres instituciones se han ofrecido para guiar una hoja de ruta salvadora. Financiada con dinero público a precio de incunable, por supuesto.
Lo que debía ser un punto de encuentro para un sereno y rápido intercambio de opiniones ha devenido, una vez más, en charlotada. En una batalla de egos desmedidos y triquiñuelas políticas. El jefe del Consell parece que se llevó el gato al agua, pero en su discurso plagado de retruécanos y misticismo aludía a oscuras "metodologías" por concretar y a algo tan raro como "consorciar" las ideas. Yo, que entiendo de pocas cosas en esta vida, me perdí. Pero no pude quitarme el regustillo a humo que quedó impregnado en el paladar. Ese mismo cosquilleo en el cielo de la boca que llega cada vez que escribo sobre cosas que no existen, que nunca existirán y que nadie tuvo realmente la intención de que existieran. A veces, el cosquilleo llega hasta la nausea cuando veo la cantidad de planes y proyectos sobre los que he escrito condenados a quedar en papel mojado.
Bienvenidos sean los análisis que traten de poner un poco de orden entre tanta madeja. Pero no perdamos de vista que las alternativas que tiene la provincia son pocas y el debate se debe centrar sólo en matices. Lo demás, será echar más carnaza a la jaula de grillos. Hay que tomar decisiones urgentes y duras a corto plazo. Si todo se reduce a decir que Alicante requiere un trasvase, no necesitábamos tantas alforjas estratégicas.

No hay comentarios: