viernes, 25 de abril de 2008

Espejismos de papel

La novela Mercado de espejismos (2007), del gaditano Felipe Benítez Reyes, no tiene mucho que ver con el periodismo, pero se nota que a su autor el particular aroma de las redacciones no le es ajeno. A fin de cuentas, fue a él a quien leí la comparación que creo que más se ajusta a la prensa de provincias. Si lees un rotativo de una región que no dominas, es como leer un manual de mecánica en idioma extranjero y empezando por la mitad (más o menos). Con tanto "fulano insta a mengano", "zutano exige el desbloqueo del plan X", etc.
A continuación otras reflexiones sobre el gremio:

"Me zambullí en ese mar de papel que cifra un simple día del mundo, con su oleada de noticias casi nunca buenas, con su clima de naufragio general, porque los periódicos son el megáfono del tremendismo: varios muertos en accidentes de tráfico, decenas de miles víctimas a causa de un maremoto, enfermedades nuevas, alguien pierde un brazo en la fábrica, alguien ha decidido asesinar... "Esto podría haberme pasado a mí", piensa uno. "Y es posible que me pase mañana". Y así se nos fuga la vida, que es más supervivencia que otra cosa".

"Bajé a comprar el periódico para enterarme de los detalles de la muerte de Casares, pero no venía nada, porque los periódicos importantes se rebajan a informarnos de tragedias pequeñas, de los crímenes provincianos, de los horrores intrascendentes y municipales del día anterior, así hayan ocurrido en una aldea de media docena de habitantes, pero al día siguiente todo ese remolino de sangre baladí deja de interesarles por completo, porque la realidad ha renovado el catálogo de tragedias, de crímenes, de horrores triviales y no hay sitio para tanto, de modo que las hemerotecas están llenas de novelas inacabadas que comienzan con el descubrimiento de un cadáver".

1 comentario:

RAY dijo...

Muy atinado, como siempre. Es cierto que la lectura de periódicos locales resulta como leer diarios de otros países. Debería hacernos reflexionar... POr ciero creo que las páginas a las que conducen tu contador de visitas o el reloj llevan a algún tipo de virus. Ojo...