En su escalada hasta los cielos, Eduardo Zaplana ha obrado un nuevo milagro. Después de gobernar Benidorm sin mayoría, alzarse en el PP de la Comunidad Valenciana desde Alicante, gobernar con mano de hierro en tierra antaño republicana, aspirar a vicepresidente y urdir conspiraciones míticas, se reencarnó en directivo de Telefónica. Si estos no son milagros suficientes para la canonización, pásmesen con el parecido razonable. Se ha trasnfigurado en Sor Maravillas, la monja ultra que nació en el hoy edificio del Congreso. Una placa en su honor ha devenido en una fenomenal trifulca política con el halo habitual de José Bono en estas lides. Ese buen amigo, precisamente, de Sor Zaplana.
5 comentarios:
Buenísimo... Lo flipor!
Qué narices tienes! Sabiendo que uno de los blogs que recomiendas pertenece al apóstol del zetismo (y cada vez más, eh gato?)! Valiente!
Yo creo que ese apostol es apóstata y como tantos otros se ha pasado al Campsismo... tan cansino.
ejem! ¿se puede?
¿si? ...coincido con lo primero de los milagros y con lo segundo del parecido razonable... y que la razón me asista de forma continua en estas cuitas no impide que vea cuanta razón llevais uno y otro... pero el día en que yo vote algo mínimanete cercano a la "Z" aceptaré las críticas. Por el momento, sólo juzgo la eficacia política orgánica e institucional del meapilas y de su predecesor. He dicho.
Menudo gato susceptible y campista que estás hecho.
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