La primera vez que escribí la palabra pelotazo en un texto sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Sería inminente la querella? ¿Almorzaría en Fontcalent? ¿Se tambalearían los muros de la sociedad alicantina? Eran los tiempos en que mi buen compadre Cristóbal Toledo y yo publicamos y publicamos sobre la Fundación Aragonés, el expolio de aquellos terrenos en La Vila y la implicación de la familia de Zaplana. ¡Qué tiempos¡ Eso sí, por si no lo han adivinado, nada pasó.
Hoy, la palabra pelotazo es habitual. Corriente y moliente. Ha perdido el temor místico de aquellos tiempos. De hecho, se ha convertido casi en inevitable. Puede que en un futuro cercano, dada la falta de respeto que profesamos al diccionario, sea incluso un apelativo positivo. Si no me creen, observen:
A día de hoy, si se quiere relanzar al Hércules Club de Fútbol, sólo hay una opción: un buen pelotazo (de Enrique Ortiz) en los aledaños del campo. Si se pretende que Kelme no cierre y despida a 100 trabajadores, ahí están los saladares de Agua Amarga para su particular y rubicundo pelotazo (que tanteó Enrique Ortiz y que no descarta).
¿Se necesita VPO para jóvenes? ¿Hay crisis de la vivienda? Pues haberlo dicho antes, que tenemos aquí escondido un Plan Rabassa que destroza el urbanismo de la ciudad en un magnífico -¿adivinan?- pelotazo de -¿adivinan? Enrique Ortiz. No tiene agua acreditada ni parece la necesita. Pero, descuiden, dicen que no hay alternativa.
¿Quizá Terra Mítica padezca una suspensión de pagos? Pues hombre de Dios, ¿pero no ve usted ahí los 200.000 metros cuadrados expropiados por la Generalitat a precio de risa y comprados, en un suculento pelotazo, por todo un 'gourmet' de estas lides como Enrique Ortiz?
Y así con todo. Hay otros protagonistas, aunque no tan asiduos, y otros proyectos. Como la llegada de El Corte Inglés a Elche y el tino de los familiares de Diego Macià. Las torres de Ballester, los campos de golf que quieren regar en el seco interior de la provincia. Y un etcétera que hunde las posibilidades de regeneración de la provincia.
¿Hay alguien que no quiera viviendas para jóvenes, al Hércules en primera, que se salven los puestos de trabajo de Terra Mïtica o que se resucite una marca como Kelme? Pocos serán los desaprensivos. Al final comulgaremos con ruedas de molino y con el alicatado de los adosados y aplaudiremos los pelotazos.
Es un mal trago. Pero con el pelotazo que me voy a endilgar (de ginebra, claro), entra mejor.
2 comentarios:
Qué tiempos...
Los buenos
Publicar un comentario