domingo, 26 de agosto de 2007

Este muerto no es mío, caballero

Las elucubraciones sobre el periodismo son tantas, tan dispares y -por lo general- tan gratuitas, que una más, no hará mucho daño. Desde mi humilde atalaya de la periferia mediática nacional creo que el principal mal que aqueja al periodismo no es la competencia de nuevas formas de comunicación, ni la presencia de los grandes magnates en los accionariados de las empresas, ni tan siquiera la 'tomatización' y el descrédito de la profesión. El principal mal que aqueja al periodismo no es otro que la soberbia de la mayoría de los profesionales. Embebidos de vanidad caminamos a oscuras aferrándonos a mil y un clichés. Y la gran mayoría nos consideramos listísimos y pontificamos sobre esto y aquello, equivocándonos casi siempre y no reconociéndolo casi nunca. Por eso es bueno que alguien nos ponga en nuestro sitio. A mí, esta semana, me dio una sonora colleja un cadáver. El enésimo crimen pasional del verano alicantino se produjo en una casa rural de la siempre indómita Vega Baja, con su consiguiente finado, anunciado por los servicios de emergencias, resonando en los teletipos. Todos los periódicos tratamos de desperezarnos, sacudir alguno de los temas 'congelados' que manchan el papel en agosto, y abordar un nuevo drama humano. El asunto se las traía: un austriaco cincuentón había matado a un alemán treintañero de una paliza por celos: se fijaba demasiado en una mujer. Eso sí, ningún periódico atinó hasta un tercer o cuarto intento (según) la localidad donde se produjo el suceso. Hasta tres municipios se barajaron en grandes titulares (Los Montesinos, Almoradí y Algorfa). Estos muertos maleducados parecen no entender de lindes ni de riberas, y caen en mitad del campo, así, sin avisar a las autoridades. Para mi archivo particular guardaré siempre la llamada del alcalde de Almoradí y esa declaración de gran estadista: "yo lo único que puedo decir es que ese muerto no es nuestro". Ni de ningún periodista, por lo que parece. Nos ha faltado contar el color de su ropa interior, pero no nos cuadra en el mapa, el muy muerto.

2 comentarios:

Peter Parker dijo...

Es cierto que el excesivo ego de algunos supone uno de los principales problemas de la profesión. Sin embargo, hay una cosa que me preocupa todavía más y es el control que pretenden tener las fuentes sobre el contenido a publicar. Muchos juegan con nuestras dificultades técnicas para elaborar un artículo (léase tiempo y disponibilidad) y otros simplemente evitan dar cualquier información por temor a una hipotética bronca de un superior. Creo que esto último es lo más perjudicial y lo que lleva a errores como el del muerto sin propietario. Aunque reconozco que muchas veces nos lo ganamos a pulso.

Juanjo Marcos dijo...

Siempre tan sabio el hombre araña. Sé que es difícil, pero deberíamos plantarnos más a menudo.
FDO. El capitán caquitas.