domingo, 16 de septiembre de 2007
Balones fuera
Los agricultores lamentan las lluvias que no llegan y los hoteleros la caída del gasto turístico. Los comerciantes, con su bendita hipocresía, denuncian que a Alicante llegan lo que llaman como turistas de bocadillo. No puedo entender cómo la 'jet set' europea prefiere Niza, el Caribe o la Polinesia a los excelsos chiringuitos y colmados que se arremolinan en torno a las playas y el ladrillo. Nadie hace autocrítica, ni revisa sus aciertos y fallos. Y así, el mar de lágrimas sigue avanzando, y el escaqueo es la mayor de las artes de la cultura empresarial patria.
Hasta un conseller tan válido como José Ramón García Antón aseguró sin que le temblara la voz que no tiene nada de lo que arrepentirse tras el accidente del Metro de Valencia, pues la culpa fue sólo del conductor.
Todos llorando y la prensa como pañuelo donde enjugar las lágrimas, aunque la tinta nos manche a todos. Cubierto de tizne, si me permiten la frivolidad, creo que en este país sobran peloteros y faltan pelotas para reconocer los fallos propios y tratan de enmendarlos. O como se decía antaño, un poco de vergüenza torera.
Ma non troppo
Después de tanto buscar en la actualidad una explicación al desvarío en el que vivimos, he encontrado una de las argumentaciones que más me han satisfecho en un libro escrito por un italiano ya muerto. Suele pasar, todas las dudas que uno tiene siempre estaban ya resueltas en libros de griegos o italianos muertos. En este caso se trata del economista Carlo M. Cipolla (1922-2000) y su obra que no pretendía ser tal, 'Allegro ma non troppo', donde desarrolla sus ya legendarias leyes de la estupidez humana. La máxima es clara: el estúpido es el ser humano más peligroso que hay, por encima del malvado. A fin de cuentas, el malvado busca un beneficio propio y se le puede prever y combatir. El estúpido, por el contrario, viene definido como la persona que con sus acciones perjudica al prójimo sin sacar ningún beneficio. Por eso no se pueden anticipar sus movimientos. Cipolla añade que hay un número constante de estúpidos en cada grupo humano, independientemente de credo, sexo, religión o nivel educativo. Las clases dirigentes también están incluidas en el sesudo entretenimiento del sabio italiano, que no por gustar de la ironía pierde un ápice acierto (como ya le ocurriera a Peter con su Principio).
La diferencia entre las sociedades que avanzan y las que están en declive radica, añade el libro, en que en las primeras las personas inteligentes ocupan altos puestos de responsabilidad y controlan a los estúpidos; mientras, en las segundas, los malvados quieren aprovecharse de los estúpidos. Y fracasan. El carácter impredecible de la estupidez hace que no se valore en su justa medida el daño y perjuicio que genera. Por cierto, las personas inteligentes vienen definidas como esas que logran un beneficio propio con una acción que genera provecho también para el prójimo.
Así que ya lo veo claro, sólo una sociedad decadente como la nuestra puede ser tan obtusa, a escala mundial, nacional y provincial. Tres breves ejemplos:
- El mundo cambia, hay oleadas de pateras surcando el mediterráneo y Argelia es sacudida por las bombas, pero en Alicante (a unos pocos cientos de kilómetros) sólo se habla de las medidas de seguridad del 'ferry' a Orán.
- China e India invaden los mercados del mundo, las fronteras europeas son permeables, la información y las finanzas son libres en el ciberespacio, pero la actualidad española, anclada en el siglo XIX, debate sobre conceptos como nación o preámbulo. Cansinamente. Y se pierden personas inteligentes, como es el caso de Josu Jon Imaz, en detrimento de más estúpidos.
- La política dejó de ser el reino de los mejores y quedó como una villa de retales. No negarán que han visto a estúpidos en puestos de responsabilidad y representación. Todos los colores políticos están incluidos. Un breve surtido: Julio de España, Joan Ignasi Pla, Ángel Acebes, Roque Moreno, la ex ministra Trujillo, el teniente Trillo, Llamazares, el 95% de la corporación municipal y Susto Nieto, capitaneando la marcha.
Los malvados pensaron que podrían rodearse de estúpidos para controlar las cuotas de poder y de miserias de las que se compone el poder local. Para ello contaban con nosotros y nuestros estúpidos votos, que no castigan la incompetencia. El maestro Cipolla recuerda que una de las características del estúpido es que no se reconoce como tal. Quizá debería haber incluido algún tipo de 'test', que servidor tiene dudas sobre sí mismo. Me cuesta entender como puedo permanecer atónito ante tanta barrabasada que me rodea. Menos mal que tenemos a los griegos e italianos muertos para explicarnos las cosas de nuestro día a día.
lunes, 10 de septiembre de 2007
Militancia periodística
Mantener una actitud equidistante es complicado y agotador. Unos te consideran servil, otros revolucionario. Y tú, que sabes que no eres ni lo uno ni lo otro, dudas de todo. Por ejemplo, la prensa de Valencia nos ha dado estas semanas una muestra de más de su militancia. Ha caído la cabeza de uno de los prebostes de las finanzas valencianas, el director de Bancaja. Ningún periódico ha acertado a explicar los profundos motivos por los que se ha desempolvado la guillotina. Ni acertará. La prensa de Alicante es radicalmente opuesta, y si discrepan, recuerden cómo fue el cese de José Luis Gisbert. Siete años han pasado y todavía resuenan los ecos.
Quizá el canibalismo de esta terreta sea excesivo. Aunque también, quizá, es que la actualidad local no invita a otra cosa, con Terra Mítica saliendo de la UVI, las cajas de plañideras, los zaplanistas enrocados y ajenos a esa molestia que se llama votantes, y los socialistas negociando sus miserias (por Dios, que alguien le quite los carnés de la rosa a Martín Sevilla y Fernández Valenzuela).
La CAM, la caja de todas las batallas, inicia esta semana el debate de las cuotas participadas y los periodistas tendrán que posicionarse. Ingenuo de mí, pensaba que estaba del lado del lector (en muchos casos cliente de esa caja), pero mis superiores tienen otra opinión. Así que perderemos toneladas de papel y de tiempo en esas intrigas palaciegas que protagonizan muchos labriegos de las finanzas. Con sus cubatas, sus aires de Rodolfo Valentino, sus especias, sus ínfulas alcoyanas, sus manejos murcianos, sus tarjetas-oro fundidas y sus redactores acólitos. Ya les he dicho que dudo de todo, y eso, en la actualidad, es un feo vicio. La objeción de conciencia llegó al ejército pero no a la prensa escrita.
PD. ¿Para cuándo un auténtico debate sobre lo que deberían ser las cajas y su obra social, como entidades semipúblicas, y lo que son, con inversiones multimillonarias en el Caribe, participaciones en Unión Fenosa y touroperadores alemanes?
viernes, 7 de septiembre de 2007
La ciudad abandonada
jueves, 6 de septiembre de 2007
Se me pudre el estilo
Después de este desorden impuesto, de esta prisa,
de esta urgente gramática
necesaria en que vivo,
vuelva a mí toda virgen la palabra precisa,
virgen el verbo exacto con el justo adjetivo.
Que cuando califique de
verde al monte, al prado,
repitiéndole al cielo su azul como a la mar,
mi corazón se sienta recién inaugurado
y mi lengua el inédito asombro de
crear.
(Rafael Alberti)
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto
de las cosas!
... que mi palabra sea
la cosa misma creada
por mi
alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las
cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas...
¡Intelijencia, dame el nombre
exacto,
y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas!
(Juan Ramón Jiménez)
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Mr. Chance en la patronal
Mientras Mr. Chance, sin decir ni hacer ni decir nada brillante, sigue escalando posiciones. Ahora bien, prefiero a Mr. Chance que al Dr. Strangelove que habita en alguna Cámara de Comercio.
¿Y los periodistas? La mayoría ignora estas cuestiones. Los que las conocen suelen estar atados de pies y manos. Y los que no, atacan a destiempo y sin paracaídas.
domingo, 2 de septiembre de 2007
Son los contenidos, estúpido
Por el contrario, la blogosfera en la que ahora doy mis primeros -y titubeantes- pasos sí que tuvo su antecedentes, en la saga de Ender. Es curioso que el maestro Scott Card intuyera las posibilidades de una red mundial a la que todo el mundo pudiera conectarse y verter sus opiniones. También intuyó que esas redes seleccionarían a sus propios líderes.
La falta de días libres hace que cuando tengo horas muertas me dedique a las más fútiles tareas. Así, he pasado dos días hurgando en blogs ajenos, como un 'voyeur' que observa por ventanas del vecindario. Sólo en Blogger hay más de 1.600 personas de Alicante que comparten ese diario silencioso, común y, sobre todo, desinteresado y generoso. La mayoría casi no tienen comentarios, y 'Prensados' no es una excepción. Otros son auténticos baluartes de las interactividad y el concepto de comunidad. De esos 1.600 pase, por recomendaciones, a todas las partes del mundo y a casi todas las inquietudes. Lloré con señoras mayores que cuentan su rutina, flipe con la adolescencia pasota, orgullosa e impredecible, y encontré un millar de personas a la que les gusta debatir sobre el periodismo. Valores elevados, gentiles, egoístas, estúpidos y hasta tántricos. Como la vida misma.
Cuando alguien me vuelva a hablar de la crisis por la que pasa mi profesión, recordaré este fin de semana de inmersión tecnológica. Hay una creación y demanda de contenidos mayor que en ningún momento de la Historia. Ficción y no ficción. Y estoy convencido de que los profesionales en la generación de contenidos que no se cierren en banda a nuevas formas de expresión y tendencias siempre tendrán un hueco.
La blogosfera nos quiere, aunque no lo parezca.
PD. De todos modos, mi inmersión tecnológica tiene sus límites y en este diario mudo no veréis muchas fotos y vídeos. Que uno es carlista por estética, como Valle Inclán
Ahogados en el desierto
Mortal, aunque nos pese
Incluso estudiará sus artículos, que tendrán un regusto costumbrista y añejo, como para nosotros Mesonero Romanos o Mariano José de Larra. Sin embargo, también verá afán de trascendencia, como ocurría sólo con Fígaro. Los historiadores rebuscarán entre los legajos de El Mundo para tratar de entender la enésima crisis finisecular de este país, que seguirá arrastrando su triste historia. Literatos y estudiosos de la lengua se perderán en los oscuros usos que hizo del idioma, esa herramienta dúctil a su antojo.
Ese pequeño de futuro incierto nada sabrá de casi todas las personas que hoy acaparan las portadas y los titulares. Los mendaces políticos, los nacionalistas patéticos, los portavoces histriónicos serán olvidados por la historia con desdén inmisericorde. Y quedará Umbral y 'Mortal y rosa'.
Las noticias nos afectan de modo curioso y extraño. Un avión cae en la India, una matanza sacude Irak o muere un futbolista sin que mis anestesiados ojos sientan mella. Pero saber que mis mañanas se han quedado huérfanas de madre (de padre aún tengo a Forges), me ha aturdido.
Me había acostumbrado al lujo de tanta columna tras columna. Tras columna.
Coplas al traslado de Paco
A pesar de su adusto carácter castellano supo ganarse muchas lealtades inquebrantables y algún que otro odio eterno. En cualquier caso, este texto empieza a sonar a obituario y nada más lejos de la realidad. Es sólo un aplauso en un tránsito a más, con todos los aciertos y algún fallo que deja por el camino. Esperemos que en Madrid no nos lo estropeen. Ni siquiera periodísticamente.
Buena suerte, amigo. Los que van a morir te saludan.
PD. Recomiendo su último artículo de la edición local de Alicante publicado el pasado 31 de agosto. Toda una colleja al ex alcalde de Elche y presidente del PSPV, Diego Macià, para que se acuerde. La verdad es que de Maciá podría decirse como en aquel soneto: "fuese y no hubo nada".