lunes, 10 de septiembre de 2007

Militancia periodística

Al contrario que muchos de mis compañeros de trincheras (a un lado y a otro), nunca he sido hábil a la hora de trazar estrategias informativas. Eso que llaman 'posicionamiento' y que hace que el redactor de turno se arrime a un árbol con sombra, al caballo ganador, al que le ayude en un brumoso futuro informativo y empresarial. Sí, sé que este tipo de cuestiones están fuera de toda ética profesional, pero que los exegetas de los manuales de periodismo pasen una semana en la prensa local; luego me lo cuentan y se posicionan.
Mantener una actitud equidistante es complicado y agotador. Unos te consideran servil, otros revolucionario. Y tú, que sabes que no eres ni lo uno ni lo otro, dudas de todo. Por ejemplo, la prensa de Valencia nos ha dado estas semanas una muestra de más de su militancia. Ha caído la cabeza de uno de los prebostes de las finanzas valencianas, el director de Bancaja. Ningún periódico ha acertado a explicar los profundos motivos por los que se ha desempolvado la guillotina. Ni acertará. La prensa de Alicante es radicalmente opuesta, y si discrepan, recuerden cómo fue el cese de José Luis Gisbert. Siete años han pasado y todavía resuenan los ecos.
Quizá el canibalismo de esta terreta sea excesivo. Aunque también, quizá, es que la actualidad local no invita a otra cosa, con Terra Mítica saliendo de la UVI, las cajas de plañideras, los zaplanistas enrocados y ajenos a esa molestia que se llama votantes, y los socialistas negociando sus miserias (por Dios, que alguien le quite los carnés de la rosa a Martín Sevilla y Fernández Valenzuela).
La CAM, la caja de todas las batallas, inicia esta semana el debate de las cuotas participadas y los periodistas tendrán que posicionarse. Ingenuo de mí, pensaba que estaba del lado del lector (en muchos casos cliente de esa caja), pero mis superiores tienen otra opinión. Así que perderemos toneladas de papel y de tiempo en esas intrigas palaciegas que protagonizan muchos labriegos de las finanzas. Con sus cubatas, sus aires de Rodolfo Valentino, sus especias, sus ínfulas alcoyanas, sus manejos murcianos, sus tarjetas-oro fundidas y sus redactores acólitos. Ya les he dicho que dudo de todo, y eso, en la actualidad, es un feo vicio. La objeción de conciencia llegó al ejército pero no a la prensa escrita.
PD. ¿Para cuándo un auténtico debate sobre lo que deberían ser las cajas y su obra social, como entidades semipúblicas, y lo que son, con inversiones multimillonarias en el Caribe, participaciones en Unión Fenosa y touroperadores alemanes?

4 comentarios:

Peter Parker dijo...

Del cese del financiero valenciano se ha especulado mucho esta semana. Es verdad que cada redactor económico al que preguntes te dará una justificación que puede no parecerse en nada a la de sus compañeros. También coincido en la excesiva altanería que abunda en la profesión, especialmente a este lado del Turia.Sin embargo, acaso no es el mismo mal que afecta a los Sirvent y compañía? La certeza que aseguras con la que se trabaja en Alicante puede que llegue por la escasez de las fuentes. La coincidencia de la mayoría de los medios provinciales al interpretar un gesto puede deberse a que todos beben del mismo lugar y no a que sea la versión correcta.

Juanjo Marcos dijo...

También puede ser que los periodistas de la terreta no sienten la caja de ahorros, el ayuntamiento o el equipo de fútbol de turno como algo propio, algo que proteger. Quizá lo vean sólo como algo de lo que informar. No sé si es lo correcto, porque a veces el escarnio es excesivo. Ahora bien, la autocomplacencia de los medios valencianos me parece, simplemente, vergonzosa. Por muchas fuentes que tengan.

Peter Parker dijo...

Nada que objetar a tu último comentario. Lo compruebo diariamente.

Juanjo Marcos dijo...

Mariquita!