jueves, 23 de octubre de 2008

Economía ficción

Llevo varias semanas escuchando que ha llegado el momento de volver a la economía real. La real. Así que hasta la fecha hemos estado en la de ficción y nadie nos lo había dicho. En esa de hinchar balances y de los malabarismos financieros. En esa en la que una burbuja que no veíamos se hinchaba sobre otra burbuja, la del ladrillo, que sí que veíamos. Y explotaron.

Ahora los sabios dicen que hay que volver a la economía real y uno se pregunta en qué momento recomendaron abandonarla. Sin la producción de bienes, por más que les pese a los genios del marketing, el capitalismo no carbura.

El sistema financiero, añaden ahora los sabios, debe tener menos importancia. Así que los empresarios que yo conozco, esos que hacen zapatos y juguetes, vuelven a ser importantes, aunque nadie les ayude y todos den por sentado que saldrán adelante.

En el caso de que la economía real española no vaya más allá de las manufacturas, el ladrillo y el campo, mal futuro nos aguarda. Sólo unas pocas corporaciones que germinaron a la sombra de los monopolios públicos se pavonean en el mundo. Pero no es eso tampoco la economía real. Sirva de ejemplo Nokia, que allá en Suomi, hace muchos años, decidió dejar su trabajo en el caucho, al que no veía mucho futuro, por las comunicaciones. Y hasta ahora.

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