La competitividad es esencial en la nuestra y en cualquier otra profesión. Nadie lo negará. Pero a mi hace ya mucho tiempo me dijeron que nunca sería más que un artesano de la palabra. Y a eso me aferro.
No puedo estar más que de acuerdo con estos dos avezados informadores. A modo de purga para todos nosotros, adjuntaré dos pequeñas joyas que encontré gracias a La Vanguardia. El veterano diario ha puesto toda su hemeroteca, desde el 1 de febrero de 1881, a disposición de los curiosos, de forma totalmente gratuita. En su primera edición encierra dos pequeñas lecciones.
Por un lado, sus postulados económicos podrían ser defendidos por muchos antiliberales resucitados estos días. Así que poco hemos inventado.
Por otro, su primera página, la que dio pie a esa fructífera historia de la información, está plena de anuncios contras las enfermedades venéreas. Esos son nuestros orígenes.
No lo olvidemos. Entonemos juntos aquel:
Nosotros somos seres racionales
de los que toman las raciones en los bares
y no nos digas que no está bien
que ya sabemos cuáles son nuestros males
¿que quiénes somos? ¿de dónde venimos?
¿adónde vamos si se acaba el vino?
Somos Siniestro Total
Tirar la piedra y esconder la mano
no lo hacemos nunca si no está justificado(...)
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