viernes, 21 de diciembre de 2007
Y próspero año nuevo
Callados
O lo que es peor, el ambiente cómplice de las redacciones ha caído tanto en el chabacanismo que ya no nos damos cuenta. Todos incluidos.
sábado, 8 de diciembre de 2007
La noticia de la Navidad
En la actual vorágine informativa, en la que la tragedia de hoy es un breve mañana, la llegada de pateras se ha convertido en algo cotidiano, al que los medios prestamos relativa importancia, salvo en los casos dantescos. Perdemos la perspectiva.
En muchos casos se trata de personas que inician su andadura en una ciudad remota de Nigeria, con lo puesto, con los hijos. Recorren buena parte de África para agolparse en las costas de Túnez, Argelia o Marruecos, para, con precios desorbitados, subir a pequeñas barcazas que recorren hasta en invierno las aguas del Mediterráneo. Muchos no llegan y los que lo hacen sólo tienen la promesa de un futuro mejor en lugares como Almería, Murcia o Alicante. A esa gente no se la puede parar. Como ha pasado en otros momentos de la historia, hay movimientos humanos que escapan a cualquier control y que modifican las estructuras de los países que dejan y a los que llegan. Ya ocurrió en Europa y Estados Unidos en el siglo XIX y principios del XX.
Desde este verano las pateras han empezado a llegar a la Comunidad Valenciana. Con la elegancia que caracteriza a la política local, el análisis de los prohombres de los que nadie se acordará en dos centurias se ha reducido a si hay los suficientes medios para interceptarlos. O no.
Ni por asomo nos planteamos que llama a nuestra puerta un nuevo orden mundial del que pretendemos no saber nada. Que las viejas normas en las que se ha asentado el desarrollo de muchos países y la miseria de otros tantos dejan de ser válidas.
Como decía el viejo aforismo del periodista, hace dos milenios y pico nadie estuvo en Belén para contar la noticia más importante de una nueva era. Seguro que los cronistas de antaño analizaban las veleidades de aquel general con aquella cortesana, o aplaudían a Pilatos por lo bien que se lavaba las manos. Pues lo mismo, lo mismo, nos ocurre ahora.
viernes, 7 de diciembre de 2007
Me aspen
¡Que me aspen si todo un presidente de la Generalitat, barón del PP en España, y el jefe del Consell elegido con mayor porcentaje de votos puede permitir que le afeen los datos económicos en el acto empresarial más importante del año en Alicante y no decir nada! Cifras tenía (algunas), cintura no. Para los complicados momentos que el futuro depara a esta Comunidad, confío en que su presidente tenga más arrestos en otros foros. Quizá si empezara por perderle miedo a la prensa y admitir preguntas en todos sus actos en Alicante, la próxima vez que se viera en un brete saldría más airoso.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Terruños
Todo parte de una lectura apasionada, hace ya muchos años, de Jon Juaristi y su 'Bucle melancólico'. Fundamento mis posteriores opiniones en las crónicas de Primo Levi y Jean Amery, que aunque parezca que no tienen nada que ver, opino lo contrario. Y las consolido en días como hoy, cuando muere un chaval en un hospital francés tras los disparos recibidos. Llámenme exagerado si quieren.
Creo con firmeza que el nacionalismo político es una forma de entender el mundo excluyente por naturaleza, expansiva por definición y dañina por el mismo concepto que la fundamenta. Requiere de un permanente agravio y de un 'enemigo', real o imaginario, para perpetuarse, ya sea la pérfida Albión, Madrid, París o lo que sea. Del nacionalismo cultural nada tengo que decir, aunque no me guste.
Sé que me dirán que hay muchas formas de entender el nacionalismo, que van desde el ridículo bigote de Toni Arques y el Bloc en Alicante hasta el Tercer Reich, dejando cerca a ETA. Por supuesto, se trata de una afirmación de perogrullo. Pero creo que la historia enseña que el pensamiento nacionalista, o se diluye o crece hasta consolidarse como hegemónico. No es algo nuevo.
El concepto de nación es un invento de la Edad Moderna y toda la mitología que lleva añadida es mentira, incluido el caso español. Todas las naciones se edifican en torno a un buen número de mitos falaces creados por intereses espurios. Con el tiempo, los usos comunes generan una serie de hábitos y elementos culturales que facilitan la convivencia.
Ahora bien, puestos a escoger un terruño, me quedaré siempre con el más grande y amplio. El que excluya menos. El que tenga enemigos más difusos. Así, debo ser una de esas dos o tres personas en el mundo que sienten europeas. En el sentido europeo de la palabra.
La creación de la UE, con todas sus carencias, creo que es un proceso de una madurez social sin precedentes, en el que las clases dirigentes entienden por primera vez que el beneficio del vecino también lo es propio. Que no es un enemigo y que, de hecho, es más lo que une que lo que separa. Sólo falta que este sentimiento cale en el resto de la sociedad. Algo que, con baches, creo firmemente que sucede.
Y sucede en un mundo globalizado lleno de pateras y mestizaje en el que España y las españas se pasan el día ensimismadas en su ombligo. No seré yo quien pelee por la unidad del país, pero estoy hastiado del debate de las identidades. Veo a unos niñatos de medio pelo amenazando con su diarrea mental y sus pistolas a toda una sociedad avanzada, la vasca y la española, marcando las agendas. Veo que no hay capacidad de ponerles freno. Veo un mercadeo con el modelo del estado que se camufla con cuestiones culturales y lingüísticas. Veo que se repiten excesos del pasado con cambio de bando. Veo, a fin de cuentas, que no se avanza.
Una de las grandes virtudes que yo veía en el ser español era que nadie se sentía tal. No teníamos banderas por la calle ni arengas públicas. Algo parecido a lo que ocurrió en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Es la misma apatía hacia los símbolos nacionales que hizo que Günter Grass se opusiera a la reunificación y fuera puesto a caldo. Es como si hubiéramos llegado a una madurez como colectivos basada en la culpa. En la vergüenza de todas las barrabasadas que en un país se cometen en torno a la nación, con sus héroes y sus mártires. Una forma de expiar los pecados cometidos. Los males del franquismo estaban demasiado próximos.
No tiene sentido cambiar ahora un ambiente de madurez como país, en el que se respetaba todo tipo de planteamientos (aunque empezamos a ir a peor), por nuevas señas. Más pequeñas, menos consolidadas, más agresivas e igual de falsas. Encima, se ha reactivado el siempre pernicioso nacionalismo español de la mano de todos los pequeños terruños emergentes.
Puedo estar de acuerdo en que el modelo del estado no está bien cerrado en España. Que la transición se hizo como se hizo por que era el momento en el que se hizo. Pero el debate no será fructífero (de hecho no será tal), hasta que se establezca como prioridad zanjar la cuestión terrorista y que no se mezclen los asuntos sentimentales con los monetarios, que son los que realmente zarandean el debate público y el 'sudoku' de los presupuestos. Y si se rompe España, pues que se rompa. Pero, por favor, que no se siga aburriendo a la ciudadanía, máxime cuando hoy ha muerto otro joven de veintipocos años.
No seré yo quien cuestione a nadie el uso del idioma y las formas de expresión culturales y sociales a las que cada uno se considera arraigado. Faltaría más. Pero tampoco, por defender esos derechos ninguneados en el pasado, aplaudiré que se vuelvan a cometer nuevos excesos. Y menos aún lo entenderé cuando esos excesos provengan de una izquierda confusa, que se mea en la lucha de clases y en la universalidad de los males de los más necesitados. Una izquierda, al final, que olvida que la Revolución Francesa empezó siendo universal y acabó con Napoleón. Que la rusa, empezó con la Internacional y acabó con Stalin. O lo que es lo mismo, que cuando se olvida que, por definición, el socialismo no entiende de fronteras, cae en excesos.
martes, 4 de diciembre de 2007
El artesano
Gisbert me contó el otro día que está retirado y que se dedica a escuchar ópera y leer libros, dos actividades que le parecen tan creativas como componer y escribir. Además, asegura que ha vuelto a disfrutar al leer periódicos. Ni por asomo se me ocurrió preguntarle lo que opinaba sobre mis labores, para no llevarme un susto. Bajo su tutela no estuve ni siquiera un mes, pero me enseñó más que otros superiores durante años.
Emili es uno de esos viejos rockeros de la profesión de los que quedan pocos. De los curtidos en tiempos ajenos a la mercadotecnia. De los de noches sin sueño y alma sin descanso. A mí, que me han acusado alguna vez de "periodista de salón", lo que me admiran de verdad son estos maestros de tiempos pasados que yo sólo vislumbré. Lamento que las nuevas generaciones no tengan docencia de tanta calidad. La profesión, a buen seguro, se resentirá.
Otro periodista de parecido perfil del que disfruté fue el vascón Luis Muñoz, cuando todavía pululaba por Granada, en el Ideal. Sus exhortaciones a "estrujar las meninges" y a no enseñar "la patita peluda" de los prejuicios que todos llevamos dentro, aún caminan conmigo. A veces, incluso, redactan conmigo.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Todos menos yo
Me hubiera encantado ver 'colibrieando' a Gema Peñalosa entre jueces, comisarios, cuerpos, agentes y algún que otro rufián; demostrando a todos lo que engañan las primeras apariencias y la magnífica redactora en la que ha mutado en los últimos dos años. Por allá, a buen seguro que pasearía su elegancia decimonónica Joaquín Núñez, ese hombre apreciado por tirios y troyanos por su buen hacer en la siempre difícil cancha del Ayuntamiento de Alicante. En algún rincón, con un cuaderno en la mano, me imaginó a Rafa Burgos, quien a veces todavía se asusta de sí mismo cuando descubre que le gusta ser periodista, aparte de un orfebre de las letras. Es un lujo para el diario tener entre sus huestes a alguien que se atreve con brillantes metáforas cuando trata los más dispares y arcanos asuntos.
Incluso creo que sonreía Ana Sánchez, que ese día supo domeñar su genio intratable, aunque no su permanente y quijotesca búsqueda de esas cosas tan extrañas llamadas verdad y honradez. Algunos alcaldes y ediles que por allí pululaban seguro padecieron algún reproche. A su lado pasaría Héctor Fernández, con ese aire de sobriedad castrense con el que actúa igual en una velada festiva o en las innumerables veces que sus denuncias a políticos le llevan al juzgado, donde siempre le han dado la razón y nunca se ha amilanado.
Otra persona a la que da gusto observar en estos eventos públicos es a Pablo Verdú, a quien siempre me ha gustado llamar el Bonaparte de las relaciones públicas. Elegante, atento e ingenioso, siempre tiene la palabra certera y la puya irónica. Todo esto, amén de ser el mejor periodista deportivo de Alicante y el extranjero, siempre que su pasión blaugrana no se cruza por el camino. De esta fuente bebe el impetuoso Francisco Escribano, llamado por todos como Paco el Negro, un tipo largo (no físicamente) donde los haya, al que tendrán que seguir de cerca por todo lo que promete.
También teníamos un galáctico, y no lo digo sólo por los zapatos y la corbata plateada. El delegado de Alicante, Miquel González, vivió su particular bautismo de fuego. Lo superó con creces y sólo apunta buenas maneras. Y si me quieren llamar pelota, ahí tienen los comentarios del blog. Especialmente grata fue la visita de Paco Pascual (para entendernos, Paco el Blanco), que ha trascendido la prensa local para erigirse en prócer nacional. Y a pesar de todo, aún sigue criticando mi atuendo cada vez que le veo.
También fue un gustazo que nos visitarán Amparo García (que hizo las veces de presentadora) y Cristóbal Toledo. A los dos los consideraré siempre de la casa. Ahora más que nunca. A pesar de todo, no dejaré nunca de lamentar su marcha y de reprocharles que no se acuerden de las comarcas del sur más a menudo. De Toledo sólo puedo decir que es la persona con la que más a gusto he trabajado y la que entendía con más naturalidad este extraño oficio nuestro. Ahí queda eso.
Una de las cosas que más me gustó de la velada es que las últimas 'incorporaciones' a esta casa se empezaran a soltar el pelo. A Raúl Navarro se le soltó en forma de cresta, y por unos instantes abandonó ese rictus profesional y comedido. Y nuestra colivenca por excelencia, la buena de Salu, nos dio a todos una lección de aguante. Supongo que es por el entrenamiento de soportarnos a todos en el día a día. Por último, no puedo dejar se señalar que las nuevas generaciones, Sampedro y Tere López, demostraron un acoplamiento al equipo digno de halago. El mismo que el fotógrafo Cristóbal Lucas, una de las personas más queridas de la redacción. Lo mismo que Roberto Pérez, a quienes sus responsabilidades paternales no le permiten trasnochar.
Paso tantas horas con todas las personas aquí enumeradas que el tópico de la pequeña familia es, cuanto menos, obligado. Les veo más que a mi familia y a mi novia. Eso no es bueno, por supuesto. Este oficio en precario permite pocos momentos para poder decir todas estas cosas.
De todos modos, sí que considero como algo encomiable que sean todas ellas personas a las que respeto y aprecio. Con las que discuto hasta el infinito, así es mi carácter, pero para los que guardo un pensamiento siempre de cariño. Peñalosa seguirá sacándome de quicio (y viceversa), mientras Sánchez y Fernández me mirarán de vez en cuanto con reproche. Burgos seguirá corrigiéndome la ortografía y Núñez censurará algún que otro titular. Y lo harán mientras ellos quieran, que se han ganado el derecho a ello. Igual que Paco el Blanco a mofarse de mis combinaciones de colores. Dentro de esta profesión, que tiene tantas y tantas carencias, hoy me siento realmente orgulloso de mis compañeros.
No puedo dejar de acabar esta interminable crónica -si es que alguien ha llegado hasta aquí- sin mencionar a las personas que ya se fueron, pero que merecen una parte de este décimo aniversario que, afortunadamente ya acabó. Mi recuerdo en la jornada fue, sobre todo, para Olga de Nova, Joaquín Rocamora, Angels Juan, Lucas Verdú, Mariajo Núñez y Luismi Sánchez. Cada cual elija los suyos.
sábado, 27 de octubre de 2007
Fuerza y honor
Un programa de radio donde se habla de esas cosas que uno quiere escuchar. De ésas que se disfrutan en una sobremesa con amigos, con copa y puro. Un poco de historia, otro tanto de misterios, dos pizcas de ciencia, un chorrito de espionaje y todo sazonado con humor, ironía y respeto. La receta parece sencilla, como la de la tortilla de patatas, pero ¡ay! amigo qué pocas tortillas se pueden degustar hoy día hechas con cariño y profesionalidad.
La radio me ha dejado huérfano. Si fue difícil la marcha de Gabilondo por las mañanas y peor el sustituto elegido; ahora tengo otro hueco en el dial. Si acaso me queda Alsina por las tardes, pero poco más. Me sorprende que los sabios del 'marketing' de las comunicaciones no se hayan percatado todavía de las enormes sinergias que puede crear un programa como 'La Rosa de los vientos'. Quizá el cómputo total de oyentes sea menor que algunas de las recopilaciones de miserias humanas que pululan en las ondas (y no por mucho margen). Pero a cambio se crea una de las comunidades más activas en la red, dispuesta a gastar sus buenos euros en libros y revistas.
Le auguro poco futuro a 'La rosa de los vientos' a partir de ahora, y que me perdonen los sustitutos, ya que será complicado encontrar un conductor tan acertado para estos asuntos. Ese tipo de locutor que se implica en todo lo que trata, que domina las materias, pero que mantiene una margen de elegancia e incluso de ironía ante los asertos de sus imprudentes colaboradores. Cebrián se encontraba en su mejor momento profesional y tenía conmigo (y cientos de miles de 'conmigos') dos citas a la semana que esperábamos con impaciencia. Nunca le conocí pero le respetaba en muchos sentidos.
Aunque suene muy egoísta, hay una pregunta que me hice nada más conocer la noticia y que sigue sin respuesta: "¿y ahora qué hago?". De momento, no hay alternativa, así de limitada es la radiodifusión española.
lunes, 8 de octubre de 2007
Lloviendo piedras
Quizá sea una casualidad, pero este extraño fenómeno coincide con la explosión -detonación- de la burbuja inmobiliaria. El 'boom' ha hecho 'plof'. A uno le da por pensar que la tierra del ladrillo por excelencia se resquebraja y el castillo de naipes (con campo de golf, piscina y centro comercial) en el que vivimos se cae por su propio peso. Es un hecho que a casi nadie sorprende. Hay un consenso generalizado, salvo en esta provincia, al destacar que en el litoral mediterráneo, con Alicante a la cabeza, se ha producido un exceso constructor. No es que desde aquí coincidamos con los que ven cuernos y tridente en los consejos de administración de Llanera, Astroc y las que vendrán (Lubasa y Polaris, os esperamos). Algo de culpa tenemos todos en la crisis en la que estamos entrando y que irá más. Y si no se lo creen, esperen a que llegue 2008 y la inercia de los años expansivos concluya.
Así que no es malo que lluevan piedras en una tierra donde la autocrítica ha brillado por su ausencia, incluso cuando el Parlamento Europeo vino a sacarnos los colores. La reacción fue madura y equilibrada como suele ser en estos páramos: la culpa es del mensajero y los eurofuncionarios son muy malos.
Por eso pido pedradas para todos los que quieran mirar hacia otro lado. Un canto a la cabeza de los dirigentes empresariales y políticos de la Comunidad (cajas incluidas), a ver si así despiertan del ensimismamiento en el que habitan (eso sí, con campo de golf, piscina y centro comercial).
Y un buen peñasco a los medios empecinados en poner paños calientes a una herida tan grande.
Discussion/debate
He andado muchos caminos,he abierto muchas veredas;he navegado en cien mares,y atracado en cien riberas.
En todas partes he vistocaravanas de tristeza,soberbios y melancólicosborrachos de sombra negra,
y pedantones al pañoque miran, callan, y piensanque saben, porque no bebenel vino de las tabernas.
Mala gente que caminay va apestando la tierra...
Y en todas partes he vistogentes que danzan o juegan,cuando pueden, y laboransus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,preguntan a dónde llegan.Cuando caminan, cabalgana lomos de mula vieja,
y no conocen la prisani aun en los días de fiesta.Donde hay vino, beben vino;donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,laboran, pasan y sueñan,y en un día como tantos,descansan bajo la tierra.
He pensado en estos días que a este maestro de maestros de Mairena le falta un grupo vital. Está la gente que destruye, sí, nefasta. Está la gente que pasa, sí, entrañable. ¿Pero dónde se deja a los que construyen? A los que quieren dejar su impronta en aquello que hacen, no por soberbia (o sólo en parte), sino por el ánimo de que las cosas de su alrededor mejoren. No quemando fotos, banderas, amedrentando, asesinando y pendientes de agravios ficticios; tampoco pasando indiferentes al lado; sino con el ánimo de acabar con una lacra con la que se toparon. Desde lo global a lo particular todos vemos a personas de este tipo (personalmente lamento no poder incluirme), y su presencia se echa en falta cada día más en ámbitos de todo tipo: políticos, sociales y sobre todo sindicales y periodísticos.
Y si no están de acuerdo, lo discutimos.
domingo, 16 de septiembre de 2007
Balones fuera
Los agricultores lamentan las lluvias que no llegan y los hoteleros la caída del gasto turístico. Los comerciantes, con su bendita hipocresía, denuncian que a Alicante llegan lo que llaman como turistas de bocadillo. No puedo entender cómo la 'jet set' europea prefiere Niza, el Caribe o la Polinesia a los excelsos chiringuitos y colmados que se arremolinan en torno a las playas y el ladrillo. Nadie hace autocrítica, ni revisa sus aciertos y fallos. Y así, el mar de lágrimas sigue avanzando, y el escaqueo es la mayor de las artes de la cultura empresarial patria.
Hasta un conseller tan válido como José Ramón García Antón aseguró sin que le temblara la voz que no tiene nada de lo que arrepentirse tras el accidente del Metro de Valencia, pues la culpa fue sólo del conductor.
Todos llorando y la prensa como pañuelo donde enjugar las lágrimas, aunque la tinta nos manche a todos. Cubierto de tizne, si me permiten la frivolidad, creo que en este país sobran peloteros y faltan pelotas para reconocer los fallos propios y tratan de enmendarlos. O como se decía antaño, un poco de vergüenza torera.
Ma non troppo
Después de tanto buscar en la actualidad una explicación al desvarío en el que vivimos, he encontrado una de las argumentaciones que más me han satisfecho en un libro escrito por un italiano ya muerto. Suele pasar, todas las dudas que uno tiene siempre estaban ya resueltas en libros de griegos o italianos muertos. En este caso se trata del economista Carlo M. Cipolla (1922-2000) y su obra que no pretendía ser tal, 'Allegro ma non troppo', donde desarrolla sus ya legendarias leyes de la estupidez humana. La máxima es clara: el estúpido es el ser humano más peligroso que hay, por encima del malvado. A fin de cuentas, el malvado busca un beneficio propio y se le puede prever y combatir. El estúpido, por el contrario, viene definido como la persona que con sus acciones perjudica al prójimo sin sacar ningún beneficio. Por eso no se pueden anticipar sus movimientos. Cipolla añade que hay un número constante de estúpidos en cada grupo humano, independientemente de credo, sexo, religión o nivel educativo. Las clases dirigentes también están incluidas en el sesudo entretenimiento del sabio italiano, que no por gustar de la ironía pierde un ápice acierto (como ya le ocurriera a Peter con su Principio).
La diferencia entre las sociedades que avanzan y las que están en declive radica, añade el libro, en que en las primeras las personas inteligentes ocupan altos puestos de responsabilidad y controlan a los estúpidos; mientras, en las segundas, los malvados quieren aprovecharse de los estúpidos. Y fracasan. El carácter impredecible de la estupidez hace que no se valore en su justa medida el daño y perjuicio que genera. Por cierto, las personas inteligentes vienen definidas como esas que logran un beneficio propio con una acción que genera provecho también para el prójimo.
Así que ya lo veo claro, sólo una sociedad decadente como la nuestra puede ser tan obtusa, a escala mundial, nacional y provincial. Tres breves ejemplos:
- El mundo cambia, hay oleadas de pateras surcando el mediterráneo y Argelia es sacudida por las bombas, pero en Alicante (a unos pocos cientos de kilómetros) sólo se habla de las medidas de seguridad del 'ferry' a Orán.
- China e India invaden los mercados del mundo, las fronteras europeas son permeables, la información y las finanzas son libres en el ciberespacio, pero la actualidad española, anclada en el siglo XIX, debate sobre conceptos como nación o preámbulo. Cansinamente. Y se pierden personas inteligentes, como es el caso de Josu Jon Imaz, en detrimento de más estúpidos.
- La política dejó de ser el reino de los mejores y quedó como una villa de retales. No negarán que han visto a estúpidos en puestos de responsabilidad y representación. Todos los colores políticos están incluidos. Un breve surtido: Julio de España, Joan Ignasi Pla, Ángel Acebes, Roque Moreno, la ex ministra Trujillo, el teniente Trillo, Llamazares, el 95% de la corporación municipal y Susto Nieto, capitaneando la marcha.
Los malvados pensaron que podrían rodearse de estúpidos para controlar las cuotas de poder y de miserias de las que se compone el poder local. Para ello contaban con nosotros y nuestros estúpidos votos, que no castigan la incompetencia. El maestro Cipolla recuerda que una de las características del estúpido es que no se reconoce como tal. Quizá debería haber incluido algún tipo de 'test', que servidor tiene dudas sobre sí mismo. Me cuesta entender como puedo permanecer atónito ante tanta barrabasada que me rodea. Menos mal que tenemos a los griegos e italianos muertos para explicarnos las cosas de nuestro día a día.
lunes, 10 de septiembre de 2007
Militancia periodística
Mantener una actitud equidistante es complicado y agotador. Unos te consideran servil, otros revolucionario. Y tú, que sabes que no eres ni lo uno ni lo otro, dudas de todo. Por ejemplo, la prensa de Valencia nos ha dado estas semanas una muestra de más de su militancia. Ha caído la cabeza de uno de los prebostes de las finanzas valencianas, el director de Bancaja. Ningún periódico ha acertado a explicar los profundos motivos por los que se ha desempolvado la guillotina. Ni acertará. La prensa de Alicante es radicalmente opuesta, y si discrepan, recuerden cómo fue el cese de José Luis Gisbert. Siete años han pasado y todavía resuenan los ecos.
Quizá el canibalismo de esta terreta sea excesivo. Aunque también, quizá, es que la actualidad local no invita a otra cosa, con Terra Mítica saliendo de la UVI, las cajas de plañideras, los zaplanistas enrocados y ajenos a esa molestia que se llama votantes, y los socialistas negociando sus miserias (por Dios, que alguien le quite los carnés de la rosa a Martín Sevilla y Fernández Valenzuela).
La CAM, la caja de todas las batallas, inicia esta semana el debate de las cuotas participadas y los periodistas tendrán que posicionarse. Ingenuo de mí, pensaba que estaba del lado del lector (en muchos casos cliente de esa caja), pero mis superiores tienen otra opinión. Así que perderemos toneladas de papel y de tiempo en esas intrigas palaciegas que protagonizan muchos labriegos de las finanzas. Con sus cubatas, sus aires de Rodolfo Valentino, sus especias, sus ínfulas alcoyanas, sus manejos murcianos, sus tarjetas-oro fundidas y sus redactores acólitos. Ya les he dicho que dudo de todo, y eso, en la actualidad, es un feo vicio. La objeción de conciencia llegó al ejército pero no a la prensa escrita.
PD. ¿Para cuándo un auténtico debate sobre lo que deberían ser las cajas y su obra social, como entidades semipúblicas, y lo que son, con inversiones multimillonarias en el Caribe, participaciones en Unión Fenosa y touroperadores alemanes?
viernes, 7 de septiembre de 2007
La ciudad abandonada
jueves, 6 de septiembre de 2007
Se me pudre el estilo
Después de este desorden impuesto, de esta prisa,
de esta urgente gramática
necesaria en que vivo,
vuelva a mí toda virgen la palabra precisa,
virgen el verbo exacto con el justo adjetivo.
Que cuando califique de
verde al monte, al prado,
repitiéndole al cielo su azul como a la mar,
mi corazón se sienta recién inaugurado
y mi lengua el inédito asombro de
crear.
(Rafael Alberti)
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto
de las cosas!
... que mi palabra sea
la cosa misma creada
por mi
alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las
cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas...
¡Intelijencia, dame el nombre
exacto,
y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas!
(Juan Ramón Jiménez)
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Mr. Chance en la patronal
Mientras Mr. Chance, sin decir ni hacer ni decir nada brillante, sigue escalando posiciones. Ahora bien, prefiero a Mr. Chance que al Dr. Strangelove que habita en alguna Cámara de Comercio.
¿Y los periodistas? La mayoría ignora estas cuestiones. Los que las conocen suelen estar atados de pies y manos. Y los que no, atacan a destiempo y sin paracaídas.
domingo, 2 de septiembre de 2007
Son los contenidos, estúpido
Por el contrario, la blogosfera en la que ahora doy mis primeros -y titubeantes- pasos sí que tuvo su antecedentes, en la saga de Ender. Es curioso que el maestro Scott Card intuyera las posibilidades de una red mundial a la que todo el mundo pudiera conectarse y verter sus opiniones. También intuyó que esas redes seleccionarían a sus propios líderes.
La falta de días libres hace que cuando tengo horas muertas me dedique a las más fútiles tareas. Así, he pasado dos días hurgando en blogs ajenos, como un 'voyeur' que observa por ventanas del vecindario. Sólo en Blogger hay más de 1.600 personas de Alicante que comparten ese diario silencioso, común y, sobre todo, desinteresado y generoso. La mayoría casi no tienen comentarios, y 'Prensados' no es una excepción. Otros son auténticos baluartes de las interactividad y el concepto de comunidad. De esos 1.600 pase, por recomendaciones, a todas las partes del mundo y a casi todas las inquietudes. Lloré con señoras mayores que cuentan su rutina, flipe con la adolescencia pasota, orgullosa e impredecible, y encontré un millar de personas a la que les gusta debatir sobre el periodismo. Valores elevados, gentiles, egoístas, estúpidos y hasta tántricos. Como la vida misma.
Cuando alguien me vuelva a hablar de la crisis por la que pasa mi profesión, recordaré este fin de semana de inmersión tecnológica. Hay una creación y demanda de contenidos mayor que en ningún momento de la Historia. Ficción y no ficción. Y estoy convencido de que los profesionales en la generación de contenidos que no se cierren en banda a nuevas formas de expresión y tendencias siempre tendrán un hueco.
La blogosfera nos quiere, aunque no lo parezca.
PD. De todos modos, mi inmersión tecnológica tiene sus límites y en este diario mudo no veréis muchas fotos y vídeos. Que uno es carlista por estética, como Valle Inclán
Ahogados en el desierto
Mortal, aunque nos pese
Incluso estudiará sus artículos, que tendrán un regusto costumbrista y añejo, como para nosotros Mesonero Romanos o Mariano José de Larra. Sin embargo, también verá afán de trascendencia, como ocurría sólo con Fígaro. Los historiadores rebuscarán entre los legajos de El Mundo para tratar de entender la enésima crisis finisecular de este país, que seguirá arrastrando su triste historia. Literatos y estudiosos de la lengua se perderán en los oscuros usos que hizo del idioma, esa herramienta dúctil a su antojo.
Ese pequeño de futuro incierto nada sabrá de casi todas las personas que hoy acaparan las portadas y los titulares. Los mendaces políticos, los nacionalistas patéticos, los portavoces histriónicos serán olvidados por la historia con desdén inmisericorde. Y quedará Umbral y 'Mortal y rosa'.
Las noticias nos afectan de modo curioso y extraño. Un avión cae en la India, una matanza sacude Irak o muere un futbolista sin que mis anestesiados ojos sientan mella. Pero saber que mis mañanas se han quedado huérfanas de madre (de padre aún tengo a Forges), me ha aturdido.
Me había acostumbrado al lujo de tanta columna tras columna. Tras columna.
Coplas al traslado de Paco
A pesar de su adusto carácter castellano supo ganarse muchas lealtades inquebrantables y algún que otro odio eterno. En cualquier caso, este texto empieza a sonar a obituario y nada más lejos de la realidad. Es sólo un aplauso en un tránsito a más, con todos los aciertos y algún fallo que deja por el camino. Esperemos que en Madrid no nos lo estropeen. Ni siquiera periodísticamente.
Buena suerte, amigo. Los que van a morir te saludan.
PD. Recomiendo su último artículo de la edición local de Alicante publicado el pasado 31 de agosto. Toda una colleja al ex alcalde de Elche y presidente del PSPV, Diego Macià, para que se acuerde. La verdad es que de Maciá podría decirse como en aquel soneto: "fuese y no hubo nada".